Scherzo 364

Review

CHAUSSON:
Concert pour violon, piano et quatuor à cordes op. 21. Chanson perpétuelle op. 37.

S. Gollo, violín. J. Novacek, piano. M. Cantarero. Cuarteto: B. Sung, I. Gerling,
R. Kelly, M. Kubota. IBS 62020 (1 CD)

 

No sé si uno tiene derecho a confesar sus debilidades. Siento una debilidad especial por el Concierto para violín, piano y cuarteto de cuerda op. 21 de Chausson. Debilidad no significa ceguera. Uno puede sentir debilidad por algo sublime, como en este caso. La debilidad consiste en perecer ante toda esa belleza, pero sin síndrome de Stendhal, ya basta con el hermoso despliegue de la obra misma; de un compositor que, por su mortal accidente, no llegó a componer las obras a las que todavía tenía derecho por edad. Es el Op. 21 la quintaesencia de lo francés, y disculpen el lugar común, porque creo que no lo es ahora. Es un claro producto de la escuela de César Franck, pero hay bastante de lo opuesto, el espíritu de su buen amigo Debussy (el accidente fijó la foto de su distanciamiento, una hostilidad pasajera por cosas domésticas); no tanto en la gramática del tratamiento de los motivos y la disposición de armonías como en el espíritu de la línea más o menos cantabile.

 

Y donde lo cantabile resulta más propio es en una de las obras más conocidas de este compositor ya no tan oculto, la Chanson perpétuelle. Gollo, Novacek y el cuarteto dan sensación de solistas con orquesta, porque hay en esta obra una dimensión más allá de lo camerístico, y tal es el logro de quienes aciertan
con su interpretación. Por eso, esta grabación queda desde ahora mismo entre las referencias importantes, junto a la que acaso sea la mayor, la de Perlman, Bolet y el Juilliard. Además, como cierre de especial brillo, la Chanson perpétuelle, que Chausson compuso para voz con orquesta, con piano solo o con piano y cuarteto, queda la intensidad de canto y acompañamiento. Sale Gollo y entra la hermosa voz de la granadina Mariola Cantarero (rossiniana y belcantista, que no se detiene ahí). Generoso término para un concierto de belleza penetrante.

 

Santiago Martín Bermúdez

Gollo, Novacek y el cuarteto dan sensación de solistas con orquesta, porque hay en esta obra una dimensión más allá de lo camerístico, y tal es el logro de quienes aciertan
con su interpretación.